A veces prefiero no entender nada, porque cuando comienzo a prestarle atención
a tantas cosas, tantas injusticias, y oscuridades,
se me revuelve el estómago, y me da impotencia. Me deprimo, me quiero ir.
A veces prefiero no entender las lógicas humanas, las ilógicas, mejor dicho,
todas sus maneras de salirse con la suya,
sus formas de defender su propia estupidez.
Todos impresos en un sistema que odian.
A veces me gustaría conservar mi ingenuidad,
creer que si,
pero de veras, los humanos, son tan
tan,
tan estúpidos.
tan contradictorios
tan asquerosos
Tan ciegos, que no pueden ver
lo realmente maravillosos que pueden llegar a ser.
Y estos se vuelven dolores graves, por existir en este siglo,
hasta que puedo acercarme a ti,
madre natura,
espacio natura, vida salvaje
vida perfumada en calma
tu, que eres el ejemplo que deberíamos seguir,
me calmas, me alimentas, me cobijas.
Yo sigo siendo estúpida, persiguiendo realidades de los hombres,
de mujeres en ciudades, de artes,
de dineros, de conceptos y libros conceptuales,
estos universos llenos de palabras
que a la larga no significan nada
no son nada
y al mismo tiempo construyen sus realidades
y me invitan
o me obligan a vivir sus mentiras imbéciles
pero allí en el río no hay falsa humedad
no hay cielo que no sea de cielo,
o corteza enmascarada,
Mi cuerpo es, y está y ya.
El ser humano y toda su parafernalia me da asco.
Sus trajes y sus rangos
y su arbitraria imposición de formas rígidas,
sobre algo que es en esencia cambiante,
es algo tonto.
Una actitud necia
Cortando árboles para poner cemento
Matando selvas, animales, indígenas, otros humanos, oxígeno,
matando la calma y la armonía de un espacio,
pasando por encima del derecho al silencio y a la vida que tienen todas las especies
pasando por encima de su propio derecho
a tener un espacio verde, a respirar en calma, a sentirnos a salvo.
¿Por qué te vendes? ¿Por qué te prostituyes?
¿Por qué colocas a otras persona en la posición para venderse?
¿Por qué quieres comprarnos?
Calmate, humano, calma tu avaricia,
respira un momento y reflexiona en tu ceguera,
todas las mentiras que cuentas te las cuentas a ti mismo,
armando todo un escenario donde terminas aprisionado,
porque tu inventaste las reglas del juego,
y tu mismo las podrías cambiar nuevamente.
Pero parece que somos tan increíbles, tan inteligentes, y tan estúpidos
que nos tomamos demasiado en serio estas reglas, de este juego que nosotros mismos inventamos
y ahora, nadie quiere seguir jugando,
pero nadie para de jugar.
Esclavos de nuestra estupidez, y de nuestro orgullo,
que pareciera no permitirse decir, me equivoqué.
Así que en vez de enmendar nuestros errores, y buscar una nueva solución,
siguen remando en una barca que se hunde, nadando hacia la nada,
en desesperación,
poniendo excusas,
arrastrando a otros,
que aunque sepan que no quieren estar ahí
no nos queda más remedio
que presenciar
la putrefacción
la abundancia sin agradecimiento
ver las frutas podrir
sin que nadie las coma
ver el potencial que tenemos como individuos
y como especie,
para ser mejores,
o mejor dicho,
vivir en mayor armonía,
siendo malgastado, adormecido.
Nuestro potencial dormido.
Y si fuésemos tan sólo un poquitico,
nada más un poquito más atentos
para saber decir SI o decir NO
a estas formas de vivir,
sin darnos cuenta
de que estamos vivos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario